Que nadie sepa tu nombre y que nadie amparo te dé.
Que no accedas a los tejamnes de la celebridad. Si dejas obra, muere tranquilo, confiando en unos pocos amigos. Nunca permitas que te vuelvan persona mayor, hombre respetable. Nunca dejes de ser niño, aunque tengas los ojos en la nuca y se te empiecen a caer los dientes...."
Fragmento Libro "Que viva la música" de Andres Caicedo
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